En el modelo aristotélico lo celestial
pertenecía a la perfección "cuerpos celestes perfectamente esféricos
moviéndose en órbitas circulares perfectas", mientras que lo terrestre era
imperfecto; estos dos reinos se consideraban opuestos.
Aristóteles defendía la teoría
geocéntrica para desarrollar sus postulados.
La Tierra debía ser esférica, el
movimiento de los astros debía seguir la ley de los números, las orbitas de los
cuerpos celestes (que debían ser esféricos), es decir, formas perfectas que
debían ser circulares
Esta fue una visión que influyó durante siglos en la forma
de observar el cielo y sus fenómenos
Durante siglos, la visión
geocéntrica de que el Sol y otros planetas giraban alrededor de la Tierra no se cuestionó.
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